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lunes, 28 de junio de 2021

Células cancerígenas

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¿El control del ciclo celular es importante? Si le preguntas a un oncólogo - un médico que trata a pacientes con cáncer - él o ella probablemente responderá con un rotundo sí.  El cáncer es básicamente una enfermedad de la división celular incontrolada. Su desarrollo y progresión suelen estar vinculados a una serie de cambios en la actividad de los reguladores del ciclo celular. Por ejemplo, los inhibidores del ciclo celular evitan que las células se dividan cuando las condiciones no son correctas, por lo que muy poca actividad de estos inhibidores puede promover el cáncer. Del mismo modo, los reguladores positivos de la división celular pueden conducir al cáncer si son demasiado activos. En la mayoría de los casos, estos cambios en la actividad se deben a mutaciones en los genes que codifican las proteínas reguladoras del ciclo celular, siendo casi un tercio debido al azar y otros dos a la herencia familiar.

Figura 19. Henrietta Lacks, como humano murió en 1951, pero sus células siguen vivas y son bien capaces de vida independiente de los cuidados de un laboratorio, al punto de convertirse en un agente que estropea las investigaciones de los científicos.

Las células cancerosas se comportan de manera diferente que las células normales del cuerpo. Muchas de estas diferencias están relacionadas con el comportamiento de la división celular. Por ejemplo, las células cancerosas pueden multiplicarse en cultivo (fuera del cuerpo en una caja de Petri) sin que se añadan factores de crecimiento, o señales de proteínas estimuladoras del crecimiento. Esto es diferente de las células normales, que necesitan factores de crecimiento para crecer en la cultura. Las células cancerosas pueden crear sus propios factores de crecimiento, tener vías de factores de crecimiento que están atrapadas en la posición de "encendido" o, en el contexto del cuerpo, incluso atraer a las células vecinas a producir factores de crecimiento para sostenerlas.

Las células cancerosas también ignoran las señales que deberían hacer que dejen de dividirse. Por ejemplo, cuando las células normales adultas en una caja de Petri son apiñadas por vecinos en todos los lados, ya no se dividirán. Las células cancerosas, por el contrario, siguen dividiéndose y apilándose una encima de otra en capas grumosas. El ambiente en una caja de Petri es diferente del ambiente en el cuerpo humano, pero los científicos piensan que la pérdida de la inhibición del contacto en las células cancerosas adultas in vitro refleja la pérdida de un mecanismo que normalmente mantiene el equilibrio del tejido en el cuerpo. Otro signo distintivo de las células cancerosas es su "inmortalidad replicativa", un término de fantasía para el hecho de que pueden dividirse muchas más veces que una célula normal del cuerpo. En general, las células humanas pueden pasar sólo alrededor de 40-60 rondas de división antes de que pierdan la capacidad de dividir, "envejecer" y finalmente se suiciden apoptóticamente.

Un tumor en específico es famoso por su pervivencia casi ilimitada. La primera vez que se cultivaron células humanas de manera artificial “in vitro” fue en 1941 por los investigadores George y Martha Gey de la universidad de Johns Hopkins. Las células fueron obtenidas de un tumor maligno y nombradas células HeLa en honor a la donante Henrietta Lacks. Henrietta  Lacks, nacida en 1920 y murió en 1951, sin embargo, las células de su tumor siguen tan vivas hoy, como lo estuvieron en los años 20s. Las células HeLa aún siguen siendo cultivadas en el laboratorio aun hoy, después de que la donante original hubiera muerto muchos años atrás. Lo que implica un fenómeno importante, una de las características de las células cancerígenas es que no pueden morir. Es tan fuerte esta propiedad que incluso se han convertido en contaminantes comunes de los medios de cultivo de biología celular, en otras palabras las células HeLa se han convertido en un ser vivo independiente en toda regla (Skloot & Turpin, 2010). Lo anterior si lo comparamos con las bacterias nos confiere una característica básica de los seres vivos, la muerte no es una característica esencial de la vida a nivel celular; a ese nivel la vida nunca envejece y potencialmente puede existir para siempre.

El estudio del ciclo celular no es solo importante en términos de la acumulación de conocimiento básico de la biología, sino que aún más importante, posee implicaciones prácticas para combatir el cáncer, una enfermedad que se basa en la pérdida de control de la célula de su propio ciclo de vida. En 1970, una serie de experimentos basados en fusión celular llevados a cabo por Potu Rao y Robert Johnson de la universidad de Colorado ayudó a abrir las puertas del entendimiento de cómo es que el ciclo celular es regulado. Rao y Johnason deseaban saber si el citoplasma de las células contiene elementos reguladores que afectan las actividades celulares (Rao & Johnson, 1970). Ellos se aproximaron a la cuestión median la fusión de células de mamíferos en diferentes estadios del ciclo celular.

En un experimento, ellos fusionaron las células en mitosis con otras que se encontraban en periodos de interfase. Las células en mitosis siempre inducían a la compactación de la cromatina en los núcleos de las células no mitóticas. Si se fusionan dos células, una en G1 y la otra en mitosis, el núcleo de la célula que está en G1 lleva a cabo una compactación cromosoma prematura “condensa los cromosomas antes de tiempo”. Si una célula en G2 se fusionó con una célula en mitosis, los cromosomas de la célula en G2 también se condensan, pero a diferencia de lo que sucede en la célula en G1, los cromosomas de la célula G2 están visiblemente duplicados, reflejando el hecho de que la fase S ya se ha llevado a cabo.

Si una célula en mitosis es fusionó con una célula en fase S, la cromatina de la célula en fase S también se condensa. Sin embargo, la compactación de la cromatina en la fase S conlleva fácilmente al daño del ADN y se pulveriza en fragmentos rápidamente.  Los resultados de estos tipos de experimentos sugirieron que el citoplasma de una célula en mitosis posee factores que inducen respuestas en los núcleos en una célula que no se encuentra en mitosis. Este hallazgo sugirió que la transición de G2 a M se encuentra bajo un control positivo, es decir, que la transición se induce mediante la presencia de un agente estimulante, lo cual en la biología casi siempre es una proteína.

Las redes de control y los puntos de control regulan la progresión del ciclo celular. Los puntos de control son circuitos bioquímicos que detectan estímulos externos o internos y envían señales apropiadas al sistema de ciclo celular. El punto de restricción en la fase G1 es una red de control que integra el estado fisiológico de la célula con su entorno, incluyendo la entrada de otras células y las interacciones con la matriz extracelular circundante. Las células deben recibir estímulos de crecimiento adecuados de su entorno para avanzar más allá de este punto en la fase G1; Si no pueden vivir sin morir o suicidarse por apoptosis.

Los puntos de control del daño del ADN operan a través de la interfase. Si se detecta daño, la respuesta al daño del ADN inicia una cascada de eventos que bloquea la progresión del ciclo celular y también puede desencadenar la muerte celular por apoptosis. Los problemas con la replicación del ADN generalmente producen ADN monocatenario y activan la respuesta al daño del ADN. Esta respuesta estabiliza las horquillas de replicación bloqueadas para que puedan repararse. Durante la mitosis, el punto de control del conjunto de huso retrasa la aparición de la segregación cromosómica hasta que todos los cromosomas se unen adecuadamente al huso mitótico.

La respuesta al daño del ADN regula la progresión del ciclo celular en una vía de tres niveles. Los primeros sensores detectan daños en el ADN. Estos sensores activan transductores, que incluyen tanto proteínas quinasas como activadores transcripcionales. Los transductores actúan sobre los efectores que en última instancia bloquean la progresión del ciclo celular y también pueden cumplir otras funciones. Dos principales proteínas quinasas, ataxiatelangiectasia mutada (ATM) y ataxia-telangiectasia y Rad9 relacionados (ATR), se encuentran en la cabeza de la vía y también pueden actuar como sensores de daño del ADN. Activan dos quinasas transductoras, Chk1 y Chk2, así como un factor de transcripción denominado p53 que induce la expresión de una cohorte de genes que detienen la progresión del ciclo celular inhibiendo las quinasas dependientes de ciclinas, así como los genes que desencadenan la muerte celular por apoptosis.

Figura 20. El ciclo celular tiene un montón de controles superpuestos, esto se debe a que las células de los tejidos no son muy estables, y tienden a convertirse en cancerosas si no se las mantiene bajo control, incluso, si todos los controles fallan, los linfocitos T CD8+ citotóxicos eliminan la célula rebelde y todas sus compañeras cercanas, ya que el riesgo del cáncer es muy alto y el cuerpo ha evolucionado dispuesto a pagar el precio.

La apoptosis o muerte celular programada, es un fenómeno natural de las células, en las cuales se desencadenan una serie de eventos fijos que terminan con la muerte de la célula.  Por La muerte por apoptosis no tiene nada de accidental o de aleatorio que se caracteriza por un colapso del volumen de la célula y su núcleo sobre sí misma, la perdida de adhesión a las células vecinales, la formación de burbujas en la superficie celular, la disección de la cromatina y el rápido reciclado de los restos celulares por los macrófagos fagocitados.

Debido a que es un proceso seguro y ordenado, la apoptosis puede ser comparada con una implosión controlada de un edificio usando explosivos puestos de manera muy precisa para que los restos no afecten a las construcciones vecinales. ¿Por qué nuestro cuerpo posee células no deseadas? ¿Dónde encontramos células que sean blancos de esta eliminación controlada? La respuesta corta es en todas partes. Se ha estimado que 1010-1011 células en el cuerpo humano mueren cada día solo por apoptosis. Por ejemplo, la apoptosis está involucrada en la eliminación de células que han sufrido dañosos genéticos irreparables. Esto es importante porque los daños en la información genética pueden resultar en una replicación celular no regulada, y por lo tanto en el desarrollo de cáncer.

Durante el desarrollo embrionario, las neuronas crecen fuera del sistema nervioso central para inervar órganos que se encuentran en la periferia del cuerpo. Usualmente muchas más neuronas crecen fuera de los lugares donde son necesarias para una inervación normal. Las neuronas que llegan a su sitio blanco reciben la orden hormonal de seguir con vida. Las neuronas que fallan en encontrar el tejido a donde deben ir no reciben la señal de supervivencia, y son eliminadas finalmente por apoptosis.

Los linfocitos Y son células del sistema inmune que reconocen células anormales que han sido infectadas por patógenos intracelulares como los virus. Estas células se reconocen mediante un sistema de proteínas llamado sistema de histocompatibilidad tipo II, el cual señala sobre la superficie de la célula infectada que sucede algo anormal en su interior. Los linfocitos T a su vez poseen una serie de receptores específicos en sus membranas que encajan con estas señales de alarma. Una vez se ha identificado a la célula anormal mediante el reconocimiento, los linfocitos T estimulan la producción de proteínas que estimulan la muerte celular de la célula anormal y todo el tejido adyacente.

Durante el desarrollo embrionario, los linfocitos T son producidos con propiedades diversas, algunos pueden reconocer las células del propio cuerpo, lo cual podría genera que el sistema inmune ataque los tejidos del mismo cuerpo desencadenando necrosis y la muerte. Estos linfocitos peligrosos son eliminados por medio de la apoptosis. Finalmente, la apoptosis parece estar involucrada en enfermedades neurodegenerativas graves como el Alzheimer, el Parkinson y la enfermedad de Huntington. La eliminación de neuronas esenciales por la progresión de la enfermedad genera perdida de la memoria y disminución de la coordinación muscular. Estos ejemplos muestran como la apoptosis es importante en el mantenimiento de la homeostasis en los organismos multicelulares y que la falla en la regulación de la apoptosis puede degenerar en serios daños para el organismo.

La matriz extracelular

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Si estamos trabajando con células libres, individuales en suspensión, el citosol se encuentra encerrado por una o varias barreras como la membrana y las paredes celulares, y a su alrededor lo que debe haber es agua, agua con nutrientes en los que el organismo pueda sobrevivir, pero si el organismo se asocia ocurre un cambio. Las células se agrupan, producen una cutícula y una masa de sustancias conocidas como matriz extracelular, que las agrupa como un colectivo, este fluido que media entre el ambiente y la célula es la matriz extracelular o lo que Christian de Duve llamaba Milieu Interior (De Duve & Pizano, 1995). Tanto los eucariotas como las bacterias y arcaicas (Fröls, 2013; Orell, Fröls, & Albers, 2013) pueden generar diferentes grados de complejidad de la matriz extracelular, pero las más especializadas son generadas por las células eucarióticas.

Figura 16. Las células de un tejido están bañadas en un líquido semejante al citoplasma que contiene una diversidad de factores que las controla, y le otorga al tejido muchas de sus propiedades, llamado matriz extracelular.

La matriz extracelular es una colección variable de moléculas segregadas por las células que se agrupan para vivir como una sola entidad, la cual provee un soporte estructural y bioquímico a las células insertadas (Karp, 2013; Michel, Tonon, Scornet, Cock, & Kloareg, 2010). Debido a que la pluricelularidad y la multicelularidacd ha evolucionado de manera independiente y con diferentes grados de complejidad en todos los linajes de seres vivos, la composición de la matriz extracelular varía mucho (Abedin & King, 2010). Sin embargo, aunque no existan homologías, si se pueden establecer analogías debido a la evolución convergente de procesos tales como la adhesión célula a célula, la comunicación entre los individuos insertados en la matriz y las funciones secundarias que puede adquirir la matriz extracelular o MEC dependiendo de su contenido de moléculas y viscosidad.

La matriz extracelular de los animales incluye la membrana basal y el fluido intersticial (Kumar, Abbas, Fausto, & Aster, 2014).  El fluido intersticial está presente en varias células animales en los espacios intercelulares. Geles de polisacários y proteínas fibrosas llenan el espacio intersticial y actúan como un amortiguador de compresión contra las fuerzas a las que es sometido el tejido como un todo (Alberts et al., 2004). La membrana basal está constituida por deposiciones en forma de hoja de matriz extracelular “MEC” en varios tipos de tejidos epiteliales donde se anclan las células.

Cada tipo de tejido posee una MEC diferente, por ejemplo el tejido óseo pose un MEC tan viscoso que es sólido y muy duro debido a la combinación del colágeno con los minerales de hidroxiapatita; el tejido conectivo general tiene una viscosidad gelatinosa debido a las fibras de colágeno; y el MEC del tejido circulatorio sanguíneo es extremadamente líquido para favorecer una circulación con poco esfuerzo (Ross & Pawlina, 2011).

En las plantas la MEC incluye los componentes de las paredes celulares como la célulosa, en adición a una compleja red de moléculas señalizadoras (Brownlee, 2002). Algunas células vegetales que se encuentran en la transición a la pluricelularidad pueden generar biopelículas/bioplacas en la cual el MEC es una solución polimérica muy viscosa y pegajosa, tal como ocurre en las bacterias (Kostakioti, Hadjifrangiskou, & Hultgren, 2013).

Los componentes de la MEC se producen intracelularmente en por las células del tejido siendo secretadas al espacio intercelular por medio de exocitosis. Una vez en el espacio intercelular, la MEC favorece la agregación y organización de las células en su interior. La MEC es una combinación compleja de las sustancias que ya habíamos visto cuando discutimos el citosol y otras sustancias que favorecen la agregación celular como proteínas fibrosas y glicosaminoglicanos (Plopper, 2007).

Figura 17. Cada tipo de tejido posee una matriz única, los tejidos epiteliales tienen una muy pequeña que apenas si medias la adhesión célula-célula pero los tejidos de conexión depende de su matriz para sus propiedades, ya sean estas elásticas o fluidas. Cada tejido se separa de otros por una membrana basal, que es la que otorga identidad al conjunto de células + matriz.

Los glicosaminoglicanos son carbohidratos complejos, es decir polisacáridos, poseen una alta afinidad por las proteínas fibrosas de la matriz extracelular para formar proteoglicanos. El ácido hialurónico es una excreción que se discutirá independientemente. Dado que los proteoglicanos poseen una carga neta negativa, las células como conjunto deben regular la carga para no descontrolar otros equilibrios electro-osmóticos, para esto se emplea el ion sodio(1+). Los proteoglicanos pueden actuar como pastores de moléculas, pudiendo solvatar agua o atraer otras proteínas como los factores de crecimiento.

Sulfato de heparano

Es un polisacárido lineal encontrado en todos los tejidos animales y se encuentra asociado a proteínas fibrosas. Las cadenas del sulfato de heparano se encuentran cerca de las células y actúa como un regulador de muchos procesos biológicos como la angiogénesis, la coagulación y la metastasis tumoral. En la matriz extracelular, especialmente en la membrana basal el sulfato de heparano se encuentra asociado a las proteínas perlecano, agrina y colágeno XVIII (Gallagher & Lyon, 2000; Iozzo, 1998).

Sulfato de condroitina

Es un proteoglicano con propiedades elásticas, que a su vez proporciona elasticidad al cartílago, los tendones, los ligamentos y las paredes de la aorta (Hensch, 2005).

Se encuentra presente en córneas, cartílago, hueso y los cuernos de los animales (Bashkin et al., 1989; Ruoslahti, 1996).

También conocido como hialuronano es un polisacárido que consiste en residuos alternantes de ácido d-glucorónico y N-acetilglucosamina, pero no se asocia a proteínas fibrosas. El ácido hialurónico es una molécula de amortiguación de impactos, lo que contribuye a un aumento en la viscosidad del tejido, permitiendo la resistencia a la compresión (Hay, 2013; Landau & Fagien, 2015; Paliwal et al., 2014).

Las proteínas se encargan de organizar a las células de un tejido, y además confieren propiedades específicas (Hay, 2013).

Colágeno

Los colágenos, en plural, son el tipo de proteínas más abundante de la MEC. De hecho, los colágenos son las proteínas más abundantes en el cuerpo humano, aportando el 90% de las proteínas de una matriz extracelular. Los colágenos son proteínas fibrilares que dan soporte estructural, como si fueran andamios, a los tejidos. El colágeno es excitado como una molécula precursora inactiva llamada procolágeno, la cual es clavada por medio de enzimas proteasas, una vez cortadas en las partes indicadas, los segmentos se re-ensamblan en las fibras del andamio (Hay, 2013).  Los colágenos pueden ser divididos en varias familuas dependiendo de las estructuras que forman: Fibrilares: tipos I, II, II, V, XI. Facitos: tipos IX, XII, XIV Cadena corta: tipos VIII y X. De la membrana basal: tipo IV. Otros: tipos VI, VII, VIII. (Hay, 2013).

Elastina

Las elastinas en contraste a los colágenos, otrogar elasticidad, que es la capacidad de recuperar la forma cuando se es extendido un tejido. Es util para los vasos sanguíneos, pulmones, la piel y otros tejidos elasticos. Las elastinas son sitentizadas por los fibroblastos y el músculo liso (Hay, 2013).

Fibronectina

Las fibronectinas son glucoproteínas que conectan las células con las fibras de colágeno en la MEC, permitiendo que las células se muevan junto a la MEC. Las fibronectinas se unen al colágeno y a receptores de la membrana de las células llamadas integrinas, causando una reorganización del citoesqueleto celular para facilitar el movimiento celular. La fibrinectina es segregada por como un precursor inactivo no plegado pero afin a las integrinas. Cuando se une a las integrinas se pliega en su forma activa con afinidad por el colágeno. Las fibronectinas también ayudan a la coagulación mediante la unión de las plaquetas (Hay, 2013).

Laminina

Son proteínas encontradas en la lámina basal de casi todos los animales. En lugar de formar fibras como los colágenos, las lamininas forman redes que resisten a las fuerzas de tensupin en la lámina basal, apoyan la adhesión celular y se unen a otros componentes de la MEC como los colágenos (Hay, 2013).

En 2016 fue reportada la presencia de ácidos nucleicos, tanto ADN como ARN asociado a nanovespiculas vinculadas a la matriz. Estas micro-vesículas fueron confirmadas como de tamaño y forma semejante a otros exosomas reportados con anterioridad. Al parecer su función es regular la activación de macrófagos que patrullan la matriz en busca de bacterias invasoras, además de regular la proliferación, migración y apoptosis del tejido, por lo que deben tener algo que ver con el cáncer (Huleihel et al., 2016).

Figura 18. En los tejidos conectivos y epiteliales, las células están literalmente ancladas a las proteínas de la matriz por medio de las proteínas integrinas, lo cual permite una comunicación entre células más efectiva, así como un comportamiento colectivo altamente especializado.

Algunas sales no solubles se depositan en las fibras de la MEC provocando el desarrollo de una rigidez mayor, tal es el caso de la hidroxiapatita, que contribuye a la diluyera del hueso (Wang et al., 2014).

De cierta forma, no son las células aisladas las que determina n la propiedad de un tejido, y en ese sentido debería reevaluarse la definición de tejido como un conjunto de células de un mismo tipo que llevan a cabo una función determinada. Los tejidos están más condicionados por sus respectivas matrices extracelulares que por las células que los componen. Un tejido debe evaluarse como un todo, células de un mismo tipo embebidas en una matriz extracelular específica que realizan funciones determinadas (Hay, 2013).

La matriz extracelular “MEC” no es una entidad única, la diferente mezcla de factores crea diferentes tipos de MEC que determina a su vez las propiedades del tejido. Por ejemplo, las propiedades elásticas del cartílago y la dureza de los huesos son todas originadas por las sustancias que componen la MEC. Las células pueden detectar las propiedades mecánicas del ambiente inmediato, esto es importante en muchos procesos celulares como la contracción, la migración celular, la proliferación, la diferenciación y la apoptosis (Hay, 2013).

Las diferentes propiedades mecánicas de la MEC ejercen efectos tanto en el comportamiento de la célula como en la expresión genética. Aunque el mecanismo que lo permite aún no está completamente elucidado, se piensa que las fuerzas contráctiles del colágeno se transmiten a los receptores de membrana, de allí al citoesqueleto y una vez en el citoesqueleto se dan la activación de mensajeros intracelulares secundarios que transmiten la señal hasta los núcleos (Hay, 2013).

La elasticidad de la MEC dirige la diferenciación celular, proceso en el cual una célula pluripotemnte o multipotente se especializa por medio de divisiones mitóticas en células de un tejido funcional específico. Esto es un aspecto vital para la impresión tridimensional de órganos, una tecnología de clonación con la que se aspira poder crear órganos de reemplazo a la medida. Las impresoras deben imprimir empleando células y una matriz extracelular. Debido a que la matriz extracelular dirige la especialización de la diferenciación celular, cada órgano deberá poseer un tipo de MEC específica (Hay, 2013).

También llamada mecanotaxis, es el movimiento direccionado de la motilidad celular o ectocrecimiento, por ejemplo como en el caso del ectocrecimiento axonal, o arriba o abajo de un gradiente de rigidez. Estos gradientes de rigidez están a menudo presentes en biomateriales crecidos con las células de interés, donde los gradientes se establecen alterando el grado de uniones cruzadas del polímero. Los mecanismos moleculares detrás de la durotaxis se enfocan principalmente en la adhesión focal, un enorme complejo de proteínas son capaces de alterar la forma de la célula en zonas específicas permitiendo un movimiento ameboideo, por lo que se trata evidentemente de modificaciones del citoesqueleto (Hay, 2013).

Muchas células se unen a componentes de la MEC. La adhesión celular ocurre mediante adhesiones focales en las que se conecvta el citoesqueleto a las fibras de la MEC a través de receptores intermembranañles condóminos tanto a fuera como al interior de la membrana(Hay, 2013).

La matriz extracelular de los vegetales es primariamente su pared celular, la cual está constituida por una serie de capas laminares de microfibras de celulosa embebidas en una matriz de glicoproteínas. Al contrario de las MEC de los animales y bacterias, la MEC de las plantas es extremadamente viscosa, por lo que torga rigidez y una “sequedad” al tejido vegetal, por donde el aire puede penetrar con relativa facilidad (Hay, 2013).

La MEC en las bacterias se encuentra compuesta principalmente por polisacáridos, proteínas, ácidos nucleicos y lípidos, y proveen estabilidad mecánica para la formación de las bioplacas bacterianas. En adición la matriz actúa como una suerte de protosistema, en el cual se vierten enzimas relacionadas con las funciones de digestión, comunicación, protección, así como un sistema que permite emitir desechos al ambiente (Bremer, Flint, Brooks, & Palmer, 2015; Donlan, 2016).

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