viernes, 25 de junio de 2021

Proteínas

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Las proteínas son macromoléculas que pueden llevar a cabo virtualmente todas las actividades de la célula, excepto por aquellas relacionadas con el almacenamiento basal de la información genética. Las proteínas pueden entenderse parcialmente con la analogía de herramientas o máquinas que hacen que las cosas sucedan. Como enzimas, las proteínas son capaces de acelerar tremendamente la tasa de las reacciones metabólicas; como unidades estructurales, las proteínas pueden conformar esqueletos flexibles y móviles, tanto al interior de las células como en sus perímetros circundantes.

Figura 32.  Las proteínas y sus funciones. Estructuras como el cabello o las plumas se encuentran hechas de proteínas, que les otorgan no solo su estructura básica, sino también sus colores representativos. Como hormonas y factores de crecimiento, las proteínas transmiten órdenes por el cuerpo permitiendo que este pueda organizarse de manera coordinada para relacionarse con el medioambiente del individuo. Algunas proteínas pueden incluso unirse a fragmentos del ADN impidiendo la activación de los genes y por lo tanto regulando la expresividad del genoma a un nivel epigenético.

Como receptores de membrana las proteínas median la interacción de la célula con el medioambiente, sirviendo como activadores o como puertas de ingreso a diversas sustancias, siendo las principales responsables del transporte pasivo y del transporte activo a través de la membrana de la célula y de los organelos. Las proteínas pueden funcionar como factores del sistema inmune alertando a las células para que devoren a los invasores, como venenos o toxinas para atacar a los depredadores, a las presas o a los competidores, y como factores reguladores de la homeostasis, como por ejemplo impidiendo que se pierda sangre ante un corte como factores de coagulación.

¿Cómo es que un tipo de moléculas puede tener tantas funciones diferentes? La explicación reside en que las proteínas pueden asumir virtualmente cualquier forma, de hecho, eso es lo que significa su nombre, pero no son formas rígidas, la estructura de las proteínas es flexible e incluso mecánica, lo cual les permite formar entramados que son describibles en términos de máquinas moleculares con propiedades químicas.

Aunque como tipo, la forma de las proteínas es casi que infinita, como moléculas individuales, la estructura de una proteína es específica, y solo lo comparte con aquellas proteínas de una misma familia que comparten un pasado evolutivo común. Adicionalmente las reacciones o movimientos que hacen las proteínas no son absolutamente específicos, pues no funcionan como un código, por ejemplo las enzimas catalizaran reacciones químicas semejantes para reactivos semejantes, por medio de la selección natural se puede restringir el número de reacciones semejantes catalizadas, pero generalmente siempre hay un grupo de reactivos secundarios posibles para una enzima por muy específica que esta pueda ser, estas reacciones cruzadas son culpables entre otras de permitir la entrada de agentes infecciosos potencialmente letales al cuerpo o de permitir las adicciones por reacciones cruzadas con sustancias externas parecidas a las que el propio cuerpo produce.

Tomando en cuenta que las reacciones cruzadas son pocas con respecto a todas las reacciones químicas que ocurren naturalmente sin las enzimas, estas exhiben una gran especificidad. Por ejemplo, una enzima que corta el ADN puede detectar secuencias de hasta 8 nucleótidos, ignorando a unas 65.535 combinaciones posibles.

Las proteínas son de importancia primordial en la estructura y función de las células. Estas son algunas de sus muchas funciones:

Algunas proteínas son proteínas estructurales. Los ejemplos incluyen la proteína en telarañas; queratina, la proteína que contribuye al cabello y las uñas; y colágeno, la proteína que ayuda a la piel, los ligamentos y los tendones.

Muchas proteínas son enzimas. Reúnen los reactivos y actúan como catalizadores, acelerando las reacciones químicas en las células. Las enzimas son específicas para tipos particulares de reacciones y pueden funcionar a la temperatura corporal.

Canales iónicos y las proteínas transportadoras en la membrana plasmática permiten que las sustancias entren y salgan de las células. Otras proteínas transportan moléculas en la sangre de animales; por ejemplo, la hemoglobina, que se encuentra en los glóbulos rojos, es una proteína compleja que transporta oxígeno.

Algunas proteínas, llamadas anticuerpos, se combinan con agentes causantes de enfermedades para evitar que esos agentes destruyan las células y causen enfermedades y trastornos.

Las hormonas son proteínas reguladoras. Sirven como mensajeros intercelulares que influyen en el metabolismo de las células. Por ejemplo, la hormona insulina regula la concentración de glucosa en la sangre, mientras que la hormona de crecimiento humana (hGH) contribuye a determinar la altura de un individuo.

Las proteínas contráctiles actina y miosina permiten que partes de las células se muevan y provoquen la contracción de los músculos. La contracción muscular permite a los animales moverse de un lugar a otro y sustancias para moverse a través del cuerpo. También regula la temperatura corporal.

Las estructuras y funciones de las células difieren según los tipos de proteínas que contienen. Las células musculares contienen actina y miosina; los glóbulos rojos contienen hemoglobina; las células de soporte producen el colágeno que secretan. Mientras que las proteínas pueden ser empleadas como fuente de energía de emergencia.

Los aminoácidos son la base para la creación de las proteínas. Las proteínas son largas cadenas lineales de aminoácidos unidos por medio del enlace peptídico. Las proteínas cumplen una infinidad de roles debido a que las interacciones débiles de un aminoácido con sus vecinos provocan u plegamiento de la cadena y la conformación de estructuras tridimensionales dinámicas que son capaces de realizar funciones mecánicas, químicas o ambas. Las principales proteínas con funciones químicas se denominan enzimas, las cuales son las que regulan el metabolismo en sí. Otras proteínas poseen funciones mecánicas y/o estructurales como las proteínas retractiles del citoesqueleto celular. Las proteínas también son importantes en la señalización celular, aspecto importante para las funciones inmune, de adhesión y transporte de sustancias a través de membranas. En caso de necesidad, los aminoácidos pueden ser degradados a amoníaco, agua y dióxido de carbono para producir energía celular, impulsando el ciclo de Krebs, el cual es una de las rutas metabólicas más importantes. Sin embargo, el uso de los aminoácidos como fuente de energía es raro, y la célula generalmente emplea carbohidratos o lípidos para esa función.

Todos os aminoácidos poseen un grupo carboxilo que les da sus propiedades ácidas y un grupo amino. Los grupos carboxilos en solución acuosa al ser ácidos liberan un protón y tienden a hacerse negativos, mientras que los grupos amino captura el protón y tienden a hacerse positivos, esto le otorga a los aminoácidos y a las proteínas cargas electrostáticas que son importantes para sus propiedades químicas.

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Estructura general de un aminoácido.

Al igual que los carbohidratos, los aminoácidos posee carbonos quirales, lo que conlleva a la formación de esteroisómeros, y al igual que con los carbohidratos, los seres vivos tienden a usar preferentemente aminoácidos de una sola de las configuraciones ópticas “derecha o izquierda”, aunque algunas estructuras emplean mezclas racémicas “en las cuales se mezclan los dos isómeros ópticos”. La configuración óptica de la mayoría de los aminoácidos en los seres vivos es levógira, o de giro izquierdo.

Los aminoácidos se unen unos con otros por medio den enlace peptídico que resulta de la unión entre un grupo carboxilo cargado negativamente con un grupo amino cargado positivamente de un aminoácido vecino. El proceso elimina una molécula de agua.  Una cadena peptídica por lo tanto posee un esqueleto de carbonos y nitrógenos, con grupos específicos (R) laterales que otorgan propiedades concretas.

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Dos aminoácidos unidos por un enlace peptídico.

Una cadena polipeptídica consta de unos 450 aminoácidos. El polipéptido más largo encontrado en la proteína titina contiene más de 30.000 aminoácidos. Una vez incorporados en una cadena polipeptídica los aminoácidos se denominan residuos. Dos residuos son importantes, el que expone el grupo amino que se denomina terminal en N o N terminal, mientras que su opuesto se denomina C terminal y es quien expone el grupo carboxilo cargado negativamente.

Los residuos de una proteína no se limitan a los 20 aminoácidos posibles, pues pueden existir adiciones de otros tipos de sustancias como carbohidratos para producir glicoproteínas, grupos orgánicos para producir flavoproteínas y grupos metálicos para producir metal-proteínas. Las metal-proteínas son bastante relevantes ya que sin fundamentales en procesos básicos del metabolismo que una proteína en si no puede hacer, siendo esta un marco para un mejor funcionamiento del metal. Las propiedades químicas de los 20 residuos y otras sustancias es lo que les da a las proteínas la enorme versatilidad bioquímica. Algunas cadenas pueden tener cargas electrostáticas netas, siendo hidrofilias y por ende solubles en agua, mientras que otras cadenas pueden tener una carga neta de cero, y por ende ser hidrófóbicas, siendo solubles en grasas y aceites.

La función de una proteína depende de su forma, no de su código, y aunque el código determina la forma de la proteína, puede darse casos en que diferentes códigos generan la misma estructura. En cualquier caso, si hablamos en términos básicos podemos decir simplemente que la proteína funciona en la medida que su forma le permite ejecutar dicha función, de forma tal que las proteínas son el mejor ejemplo de la relación forma-función que existe en la biología. Clásicamente la forma de la proteína se ha estudiado bajo los conceptos de niveles estructurales llamados primario, secundario, terciario y cuaternario, aunque algunos biólogos insisten en la existencia de un nivel 2,5 para explicar algunos problemas o fenómenos evolutivos de las proteínas que son bastante relevantes.

Figura 33.  Estructura primaria de las proteínas.

La estructura primaria de una proteína es su secuencia lineal de residuos, cada posición puede reemplazarse por 20 residuos diferentes, lo cual otorga gran variabilidad a una secuencia que puede superar los 100 residuos diferentes. La información para la organización precisa de los residuos depende de la estructura del ARN mensajero, y a su vez esta depende de la estructura del ADN. En consecuencia, estamos hablando de una transferencia estructural de una molécula a otra, fenómeno que los humanos generalmente consideramos bajo la analogía de la información genética.

Toda materia existe en el espacio y en consecuencia posee una estructura tridimensional, para el caso de las proteínas esto implica que las interacciones débiles y fuertes de los residuos provoca el plegamiento de la secuencia en una maraña compleja pero organizada. No todos los residuos poseen la misma importancia en este plegamiento, por lo que existirán unas posiciones principales que aseguran el plegamiento normal y unas posiciones secundarias que pueden experimentar cierto grado de variabilidad sin que la forma general cambie radicalmente.

Figura 34.  Estructura secundaria de las proteínas.

A pesar de que el plegamiento es complejo, no es caótico, generando dos tipos de estructuras denominadas hélices alfa y láminas beta.

Los módulos son sumas de varias hélices y láminas que permiten la realización de una sola función bioquímica, pero que fuera de un contexto más general no son específicos, y se los puede asimilar con los dominios activos, aunque hay módulos netamente estructurales. Por ejemplo, los dominios proteasa de serina que cortan posiciones específicas de algunos péptidos pueden encontrarse en diferentes proteínas de diferentes contextos. Los módulos son una unidad evolutiva de las proteínas que permite entender la evolución de estas, pues muchas proteínas aparentemente nuevas parecen ser solo la recombinación de dos o más módulos de diferentes proteínas antiguas más otras secuencias nuevas. Por lo general el nivel de complejidad del módulo no es analizado por la mayoría de los libros de texto (Bornberg-Bauer & Alba, 2013; Broom et al., 2012; van Dam et al., 2013). exactamente iguales.  Una vez que los dos módulos quedan conectados en un solo producto génico, uno de ellos puede acumular SNP sin riesgo de selección negativa para su portador. Con el tiempo uno de los módulos puede evolucionar

Bueno ¿y cómo aparece una proteína multimodular en primera instancia?, bueno esto no ocurre en las mutaciones de genoma completo, pero lo explicaremos aquí de todas formas. Por lo general los genes están flanqueados por secuencias regulatorias y un iniciador de la secuencia, así como un finalizador, el cual le dice a las enzimas especializadas –inicie a leer aquí y termine de leer aquí. Si una mutación corte de forma tal que el segmento duplicado queda en tándem con respecto al viejo borrando la sección de terminación, la enzima leerá las dos secciones generando un único mensajero.

Este mensajero único al ser leído por el ribosoma creará una proteína el doble de grande con dos dominios a la perdida de la función, con lo que se convertiste en un elemento estructural de la proteína o a una nueva función, generando una proteína con múltiples dominios funcionales.

La estructura terciara habla de la conformación de una sola proteína funcional, la cual está compuesta por varios dominios, más una estructura que los une a todos. La estructura terciara de las proteínas generalmente es determinada empleando la técnica de la cristalografía de rayos X. Sin embargo, dicha técnica conllevó a que por muchos años se concibiera a la estructura terciara de la proteína como una entidad fija, sin embargo, muchas proteínas poseen una estructura variable, la analogía más cercana a este dinamismo es la de una estructura palpitante que cambia de forma rítmicamente de forma muy compleja.

Figura 35.  Estructura terciaria. Tanto los módulos, como las estructuras terciarias y cuaternarias son combinaciones de hélices y láminas capaces de moverse mecánicamente e involucrarse en reacciones químicas.

Al igual que varios dominios se unen para formar una proteína, varias proteínas pueden unirse para formar entidades macromoleculares más complejas, conocidas como proteínas cuaternarias. En este sentido, cada una de las proteínas terciarias originales se conocen como subunidades, y cada una de estas subunidades puede contener dos o más dominios, semejantes o diferentes a los de las demás subunidades. Si están compuestas por el mismo tipo de subunidad se llaman homomeros y si están compuestos por diferentes tipos de subunidad se llaman heterómeros. Se emplean prefijos di, tri, tetra, entre otros para distinguir si hay dos, tres, cuatro o más subunidades. De esta forma una proteína cuaternaria conformada por dos subunidades iguales se llama homodímero.

Los niveles de complejidad de las proteínas son diversos, de esta forma podemos tener que varias proteínas de nivel cuaternario se unan para conformar un complejo multiprotéico. Un ejemplo de un complejo multiprotéico es la priruvato deshidrogenasa encontrada originalmente en Escherichia coli, el cual consiste en tres proteínas cuaternarias. Las tres enzimas conectan una compleja serie de reacciones que deben ejecutarse rápido tanto en el tiempo como en el espacio de dos rutas metabólicas diferentes. Debido a que los dominios activos se encuentran físicamente juntos, los productos de un dominio pueden transferirse rápidamente como reactivos de otro dominio, haciendo que la cadena de reacciones de una ruta metabólica se ejecute rápidamente. Los complejos multiprotéicos no son necesariamente estructuras estables, y por lo general se unen en un estado palpitante o desordenado de unión y separación rítmicas. 

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